El pensamiento anterior comenzó a hacerse realidad el día de ayer, con el lanzamiento de la nueva creación de Apple, el IPAD. Lo podemos imaginar como un IPhone más grande, es decir una pantalla sensible al tacto de 9.7" que permite navegar en internet, acceder al correos, bajar libros de la tienda virtual IBooks y leerlos en forma similar al Kindle o el ereader de Sony, acceder a videos, fotografías y televisión. Esta pequeña maravilla de aproximadamente 700 grs, y con memoria flash de 16, 32 o 64 Gb, en versiones WIFI y 3G, estará disponible entre marzo y abril próximo.
Sin embargo, a pesar que será una fuerte competencia para lectores digitales de libros, tiene algunas carencias que son imperdonables para una empresa como Apple. La primera de ellas es su sistema operativo (IPhone OS). Este sistema operativo no es multitarea lo que es una limitante importante a la hora de tratar de ocupar el IPAD como una herramienta de trabajo.
Otra de las limitaciones es que no cuenta con un puerto USB, elemento básico para conectar el dispositivo con otros periféricos cuando no se tienen dispositivos inalámbricos. Tampoco trae ranura para tarjetas de memoria, por lo cual hay que conformarse con la memoria que viene con el equipo. Su pantalla tiene las características y resolución para ver videos en HD, pero no permite aprovechar las pantallas de los televisores de alta definición, dado que no tiene opción de conexión HDMI.
En la actualidad, bajo las características presentadas, se podría decir que el IPAD es un centro de entretención, pero no una herramienta de trabajo. Ojalá en las nuevas versiones se corrijan estos inconvenientes. Lo que si me queda claro, que con todas las limitaciones actuales, el IPAD desplazará rápidamente a los ereader.