martes, mayo 12, 2009

Prioridades

Hace unos días leí un titular del diario en donde se mencionaba que sobre el 98% de las declaraciones de impuestos se realizaron a través de Internet. Ya están lejos aquellas épocas en donde había que leerse un suplemento especial de varias páginas que sacaba el Servicio de Impuestos Internos para tratar de entender cómo llenar cada uno de los casilleros del formulario de declaración, sin pensar en el gasto del contador que te ayudaba en este trance, o en las interminables filas en el banco, sobre todo el último día del mes de abril, fecha en que terminaba el proceso.

No voy a escribir sobre los éxitos del Servicio de Impuestos Internos, dado que esto es conocido por todos. Ya mucho se ha escrito al respecto, y es un mecanismo que ha ganado adeptos en todos aquellos simples mortales que debemos cumplir con nuestra obligación una vez al año. Hoy, sin ser expertos contadores, lo logramos con un par de clics, eso sí, siempre y cuando la información entregada por las entidades informantes sea correcta.

En mi caso particular, desde que negocié las tasas de interés de mis créditos hipotecarios hace algunos años, he tenido problemas con la información que entrega anualmente el banco para el proceso de impuestos. La primera vez, me retuvieron la devolución un año por una equivocación del banco, año en el cual se me impidió además emitir boletas de honorarios en forma electrónica por tener "situaciones pendientes con el Servicio". Lo bueno de todo es que a mediados del año siguiente me llegaron dos devoluciones juntas debidamente reajustadas por el IPC del periodo (esto es, viendo el vaso medio lleno).

En la actualidad, soy previsor y comienzo a chequear mis certificados hipotecarios a principio del mes de marzo, los que invariablemente siempre están incorrectos. Como ya es un problema recurrente, basta con mandar un correo adjuntando los reclamos de años pasados para que solucionen la equivocación dentro del día. De todas formas sigo sin comprender por qué no arreglan el "sistema" en forma definitiva de una vez por todas.

Algunos se preguntarán porque sigo en ese banco. La realidad es que todos los bancos son muy parecidos en sus estrategias al instalar barreras de salida. Uno se llena de productos, y el solo pensar en cambiarse, trasladar cuentas corrientes, tarjetas, créditos de consumo, hipotecarios, seguros, etc., hace que rápidamente esté dispuesto a soportar un certificado erróneo una vez al año. Como ya he perfeccionado el mecanismo, la corrección en mi caso suele ser muy rápida.

Pero volvamos al tema original de este comentario. Yo creo que la mayoría de las personas considera que este servicio lo ha realizado bien durante mucho tiempo, y todos los años se ha ido superando. ¿Sin embargo porqué estos éxitos no se han contagiado o al menos permeado al resto del aparato estatal? ¿Cuál es la real diferencia entre un servicio que la mayoría de las personas considera de punta y un ejemplo a nivel mundial, del resto de los servicios estatales? Creo sin temor a equivocarme, que la diferencia entre uno y otro está en el giro. No es lo mismo ser el organismo recaudador del estado, y por lo tanto la ventanilla por donde ingresan los fondos con que trabaja el Gobierno, a ser un organismo que cumple alguna labor menos visible, pero no necesariamente menos importante.

En el primero de los casos, probablemente se orientan muchos esfuerzos, se asignan importantes recursos, se dispone de personal altamente capacitado y calificado, y probablemente se cuenta con una gestión dinámica y de punta. Todo eso con el único fin de tener un mecanismo ágil, eficiente, que aumente los controles a través de cruce de información, que minimice la evasión y además que sea rápido en su recaudación. En definitiva, recaudar el máximo en el menor tiempo, sujeto a gastar lo menos posible.

En el segundo caso, aun cuando todos puedan indicar lo importante que puede ser tal o cual organismo para el desarrollo futuro del país, lo cierto es que dentro de las prioridades que se asignan, no tienen la misma importancia relativa. Es así como existen Superintendencias o Servicios Públicos que tienen páginas WEB, pero en donde lo más interesante es poder acceder al currículum, a la declaración de patrimonio o a la última declaración de renta del encargado de dicha repartición. Esto puede parecer interesante, sobre todo por el tema de la transparencia, pero no entrega al ciudadano común y corriente ningún valor agregado en su actual y muchas veces difícil relación con el aparato estatal.

Al fin de cuentas, cuando se tienen recursos finitos, siempre debemos priorizar, y esa prioridad está directamente relacionada a la importancia relativa o valor que le asignamos. A nivel país el concepto es idéntico, con la diferencia que en este caso, una mayoría debe concordar con una visión de largo plazo y en función de esta, asignar las prioridades que correspondan.

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